lunes, 18 de mayo de 2009

Con el corazón partío

Alonso López Leciñana, joven de dieciocho años, vive en el centro de Madrid desde los tres años y ha sabido adaptarse con el transcurso del tiempo a esa ciudad. Quiere mucho a quien considera su nueva patria y no volvería para vivir en el Perú.
-¿Cuándo te fuiste?
-En octubre del 93 fue cuando me llevaron mis padres, ellos ya estaban trabajando allá. Al principio me quedé en casa de una tía hasta que mis padres pudieran estabilizar su situación y llevarme con ellos.
-¿Por qué te fuiste a España?
-Por mis padres, yo tenía 3 años, pero sus razones fueron por una mejor situación, calidad de vida y para salir adelante. En Perú no hay muchas posibilidades de conseguir las cosas q podrías conseguir aquí.
-¿Te gusta vivir allá?
-Me encanta. Por el clima, la gente, la calidad de vida, las oportunidades de salir adelante.
-¿Prefieres estar en Perú o en España?
-Con el corazón partío, en España. No volvería a vivir a Perú.
-¿Qué extrañas de Trujillo?
-La familia. Es lo que más extraño, mis primos sobre todo, que son con quienes comparto más experiencias.
-¿Quiénes son tus amigos en España?
-Joder, mucha gente, pero de los que merecen la pena, contados, siete del cole.
-¿Te has sentido alguna vez marginado allá?
-No, siempre me han tratado bien aquí, pero si se de personas que han sido marginadas y hasta golpeadas por proceder de otro país.
-¿Con quién vives acá en Trujillo?
-En la casa de mi abuelo paterno, pero pasó más tiempo en casa de mi tía Pilar.
-¿Con quién vives allá?
-Con mis padres.
¿A qué te dedicas ahora?
-A trabajar en un almacén.
-¿Dónde vives exactamente en el extranjero?
-En Madrid, mi calle se llama Menendez Pelayo 38 2ºI madrid Madrid 28007
-¿Qué es lo que más te gusta de España?
-Uff, todo es magnífico aquí. Podría mencionar la limpieza de las calles, el buen estado del transporte público, el orden en la ciudad sobre todo.
-¿Cual fue tu primer trabajo?
-Mozo de almacén. En el cual me fue muy bien por cierto. Aquí en España tienes un buen sueldo y si estudias y tienes una carrera, no tienes de que quejarte.

La Dama de Hierro



Miriam Pilco Deza, secretaria regional del APRA, ex candidata a diputada, primera mujer alcaldesa provincial de Trujillo, abogada y madre de tres hijos es una mujer que se preocupa por los más pobres y pretende siempre dejar un ejemplo de vida en todas las mujeres como ella.
-¿Cómo fue su vida de niña?
-Mi vida es muy especial, a mis once años mi madre tuvo que ir a Lima porque le detectaron cáncer al cerebro y cuando tenía 35 años murió; entonces, yo sabía que alguien tenía que hacerse cargo de mis seis hermanos y desde mis trece años he tenido que ser madre de ellos y atender el hogar y eso significa lavar, planchar, ayudar en las tareas, entre otras cosas que suele hacer una ama de casa o, tal vez, una empleada del hogar.Entonces,
-¿Cómo fue su juventud?
-No he podido sentir la satisfacción de disfrutar mi juventud, he madurado muy rápido, o sea la chica de trece tenía que pensar como una de dieciocho y cuando tenía dieciocho pensaba como una de veinte y esto es producto del ritmo de vida que he llevado. Me he privado de muchas cosas, como la vida social y deportiva, propia de cualquier joven y universitario, ya que tenía otras responsabilidades que atender en casa y, luego, cuando me casé de igual manera. Todo esto me enseño mucho.


-¿Por qué cree que Dios le puso esta prueba tan grande?
-Yo creo que Dios a veces te manda pruebas tan duras como es la de perder a tu madre en la juventud, que es muy difícil porque es cuando más la necesitas para enseñarte algo. Y esa prueba me ha dado la fuerza que tengo yo, el carácter y la fuerza de no cansarme y seguir luchando hasta el final, porque yo, siendo joven, tuve que hacer todo lo que una madre haría por sus siete hijos y su esposo.
-¿Y cómo supo llevar esa prueba tan dura, tenía apoyo de alguien?
-Bueno en las provincias la gente es más buena y en mi colegio me permitían salir antes de la formación para que yo pudiera llegar a casa a poner las ollas y hacer la comida. También me repartía las labores del hogar con mis hermanos, como lavar los platos, limpiar la casa o tender las camas y así al menos las cosas se me hacían menos pesadas, pero no me quejo porque al final ha sido muy satisfactorio y he aprendido mucho.
-¿Y a raíz de ello ha tenido una buena relación con sus hermanos?
-Siempre. El habernos quedado huérfanos nos ha unido mucho. Hasta ahora nos reunimos, tal es así que a algún cumpleaños pueden faltar, pero al mío no, incluso con mis dos hermanos mayores que han visto en mí a una madre más que a una hermana. En mi cumpleaños, en el Día de la Madre y en Navidad todos van a saludarme. Por eso, al final, la vida para mí aparte de haber sido dura ha sido satisfactoria porque soy feliz, vivo feliz y descanso con una tranquilidad increíble por haber hecho todo lo que hecho.Usted dice que es una mujer feliz,
-¿A qué se debe esto?
-Al éxito que he tenido con mis hijos, ya que ellos han tomado el camino correcto hacia la superación, llegando a ser profesionales completos, no sólo obteniendo un título profesional, sino llevando una especialización y otros estudios y cursos relacionados a cada una de sus carreras. Por todo esto y las cosas que he hecho por la clase pobre me siento feliz porque sé que he contribuido con el progreso de estas personas y cumplido la voluntad de Dios.
-¿Cuáles son los valores que inculca en su hogar?
-Los valores que tratas de transmitir a tus hijos son los que te han enseñado tus padres y este es mi caso. Si uno ha vivido en un hogar en donde los valores morales han sido básicos: la honestidad, la honradez, la transparencia y el servicio a la comunidad, pues lo transmite a sus hijos, y esto valores fueron los que me enseñaron mis padres y eso mismo vengo haciendo en mi hogar, desde que tengo uso de razón.
-¿Cómo se define como mujer?
-Soy una madre cumplidora con mis responsabilidades en el hogar, soy una mujer muy directa, no me gusta andar con rodeos sino mas bien decir las cosas como son, pero siempre respetando al prójimo. Soy una mujer luchadora que trata de servir a los demás sin ningún interés político ni personal y eso lo demuestro con los casos judiciales que llevo gratuitamente de las personas pobres que me piden ayuda y asesoría, sobre todo a las mujeres que son mi mayor preocupación en casos como el de reconocimiento paterno.
-¿Cómo se siente ahora que Gamm Pol va a presentar su libro?
-Yo tengo tres hijos: Rocío, la mayor, que es catedrática en la Universidad Nacional de Trujillo; Patricia, que también es profesional, y Gamm Pol, que se recibió muy jovencito en la universidad. Él lee mucho, porque nosotros en nuestros tiempos también lo hacíamos, ya que no existían tantos distractores como hoy lo son la televisión o el internet. Y hoy me siento muy orgullosa por el nuevo logro de mi hijo quien cual estoy muy agradecida, porque me está demostrando su agradecimiento a través de su éxito como profesional.
-¿Practicaba algún deporte en el colegio?
-Sí, el basquetbol, pero gracias a este deporte me gané una lesión en la espalda, la cual, no me permite hoy agacharme completamente y debo cuidar mucho. Me encantaba este deporte y lo practicaba siempre que podía en el colegio o en la calle, pero, ya después de la lesión no pude hacer nada. En el colegio también nos hacían practicar vóley, pero este deporte no me gustaba para nada, a mí lo que realmente me interesaba era el básquet a pesar de que me decían que cómo podía jugar con esta talla.
-¿A qué otras actividades se dedicaba en el colegio?
-Desde la secundaria vengo ejerciendo mi vida política y creciendo junto con ella, ya que, en esa etapa de la vida se entiende este tema y se valora el sentido de pertenecer a un partido político. Primero pertenecí a un grupo político dentro del colegio, luego al APRA y en el año sesenta me vengo a Trujillo y junto con varios compañeros que venían de distintos lugares de La Libertad conformamos el Comando Universitario de esa época.
-¿Y a qué se debe su vocación por la política?
-A que desde niña yo he visto a un padre político que luchaba por causas justas y estaba a favor de algo positivo en beneficio de los más pobres, que era en ese tiempo la educación gratuita; por ello él se hizo parte del APRA y pudo educar a siete hijos en la primaria, secundaria y profesionalmente. Con esto, me convencí de llevar una vida política y pertenecer al APRA. Mi padre nos enseñó a querer a este movimiento y por eso sus hijos hemos seguido sus pasos.
-¿Qué quiere demostrar a través de su trabajo en el APRA?
-Al haber llegado acá quise también dejar un ejemplo de trabajo para todos e hice todo lo que tú ves, este local yo lo encontré en ruinas y entonces junto con mis compañeros apristas decidimos tumbarlo, lo hicimos y construimos hasta el arco que está en la entrada. Desde la época en la que estoy aquí de secretaria general me he propuesto realizar este proyecto y he contribuido a su crecimiento y mantenimiento constantemente.
La pregunta es ¿Cómo?
-Yo misma me la planteaba todos las noches al llegar a casa y es muy fácil, la gente te tiene que tener confianza porque si no te tienen confianza no se da nada y como yo no pedía dinero en efectivo, sino materiales, recibí una inmensa cantidad de donaciones de mucha gente que era amiga mía porque siempre en mis trabajos, como abogada y política, he sido correcta y justa teniendo dándole siempre la razón al que la tiene no a quien la pide y eso ha hecho que la comunidad me conozca como una mujer honesta y sincera, porque no sé mentir.
-¿Dónde radica su éxito?
-En ayudar a todos los que me necesitan, cosa que siempre he hecho y seguiré haciendo hasta que Dios me lo permita, eso lo aprendí de mis padres porque ellos eran muy generosos. Nosotros vivíamos en San Pedro de LLoc y mi casa era como un hotel porque llegaban los familiares de diferentes sitios y siempre había un lugar y un plato de comida que ofrecerles, eso uno aprende de sus padres, la generosidad y el desprendimiento. Mi éxito también está en mis hijos que han sabido superarse como personas.
-¿Cómo se lleva con sus compañeros de trabajo?
-En mi ejercicio como abogada, llego a la corte, que por cierto es mi segunda casa, y recibo saludos de todos e igualmente saludo a mis compañeros y con ellos puedo demostrarte que he formado una buena relación con todos ellos y para mí eso se debe al respeto y la admiración. Allí, al igual que en el Partido Aprista he trabajado duro y por eso en varias oportunidades me han asignado vocalías en caso de que algún abogado o vocal falte a la Corte, lo cual para mí es muy importante y lo he hecho con mucho honor.
-¿Qué apodo recuerda que le hayan puesto?
-Sí, recuerdo uno y muy bien, pero la verdad no sé si tomarlo como un apodo porque a mí me encantaba. El apodo era la Dama de Hierro y me decían así por la fuerza que tenía para todo y la voluntad que le ponía a cada cosa que me proponía realizar. Por eso no sé si tomarlo como un apodo, más bien tendría que agradecerle a la persona que lo creó, porque para mí suena como un halago. Esto fue muy gratificante porque las personas se daban cuenta de lo que yo hacía y con qué ganas lo hacía, que es lo más importante.
-¿Qué metas no ha logrado cumplir aún?
-Para mí todas las metas que algún día me propuse están cumplidas. He cumplido como madre, como esposa, como profesional en el campo del Derecho, ya que dejé la docencia, como política en el Partido Aprista y como prójimo ayudando al más necesitado. Pienso que he llegado a cumplir todo lo que me he propuesto como ser humano y como mujer y me quedo tranquila por eso hasta que Dios decida llamarme y llevarme para estar junto con él.
-¿Por qué decidió dejar la docencia en el colegio San Juan?
-Porque siempre a los maestros se les marginaba y el sueldo que recibían no alcanzaba para poder darles mejores condiciones de vida a los hijos y, sobre todo, en el aspecto educativo, que es lo que más me preocupaba porque quería que ellos se conviertan en profesionales y es por esta razón que dejé de lado la docencia para dedicarme al derecho, trabajando en el libre ejercicio de mi profesión, siempre a favor de los pobres y nunca a favor de ninguna empresa.
-¿Cuándo se casó y por qué?
-Me casé estando en el segundo año de educación y me casé porque yo vivía en una pensión y en las pensiones de ese tiempo la alimentación era muy pobre. El que ahora es mi esposo vivía allí también y entonces decidimos casarnos y así dijimos vamos a alimentarnos mejor, porque si uno no se alimenta bien no puede estudiar. Desde ese momento he podido compartir mi vida con mi esposo, mis tres hijos, estudiando y trabajando, todo esto lo he podido combinar y llevar paralelamente.
-¿Qué es lo que trata transmitir a otras mujeres como usted?
-Donde yo he ido siempre he tratado de dejar una huella abierta para otras mujeres que deben estar igualmente capacitadas, pero también lo que pasa es que aquí en el Perú mucho se prefiere al hombre y algunas mujeres no se superan por eso. Pero yo he ido a romper esquemas ya que he sido la primera profesora del Colegio San Juan, donde les enseñé a mis alumnos a valorarme por mis conocimientos y también he sido la primera alcaldesa de Trujillo y éste es el ejemplo que quiero dejarles a todas las mujeres.

"Soy su instrumento"

Juan José Gómez (49), sacerdote y docente de profesión, estudió en el Colegio San José Obrero de Trujillo, y se formó como sacerdote en el Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo. Hoy cumple la voluntad de Dios, oficiando misa y realizando labor pastoral en la Iglesia Belén, ubicada en la esquina de Ayacucho con Diego de Almagro. El padre Juan no duda en advertir que los jóvenes se están alejando cada vez más de Dios, pero tiene también mucha fe en ellos.
-¿Cómo se imagina a Dios?
-Para mí, Dios no tiene rostro ni cuerpo físicamente, pero sí tiene un rostro espiritual que transmite paz, como ser celestial que es. Dios es un milagro de la vida, yo lo veo como un ser superior y milagroso que nos ayuda en cada momento y que nos da fuerza para seguir adelante pese a cualquier obstáculo que se nos presente en el camino.
-Cuénteme alguna experiencia importante que haya tenido con Dios.
-Cuando él me llamó a su lado, yo me sentía muy inseguro y sentí la necesidad de hablar con él, fui a la iglesia que quedaba por mi casa, en el centro de Trujillo y oí su dulce voz diciéndome, no tengas miedo, cuando estés conmigo nada te va a pasar y entonces me convencí de convertirme al sacerdocio.
-¿Alguien lo animó a ser sacerdote?
-Sí y no. En el colegio que estudié, en el San José, siempre nos incentivaban a orar y acercarnos a Dios, mediante la práctica diaria, pero creo que yo tuve esa vocación desde pequeño, me gustaba mucho ir a misa y ayudar a mi prójimo, como lo dicta un mandamiento. También mi familia era muy cercana a Dios y yo veía como mi madre oraba antes de dormir y antes de consumir las comidas diarias. Supongo que ese ejemplo se me quedó grabado en el fondo de mi corazón y formó parte importante en mi decisión de ser cura.
-¿Por qué decidió ser cura?
-Yo necesitaba serlo, sentía que mi amor por Dios no quedaría en sólo ir a misa y ayudar a mi prójimo, sino en profesar su palabra. Yo quería estar cerca de él y seguir su voluntad, lo que yo pensaba que quería hacer de mí tomándome como instrumento divino de su palabra. Por las noches, cuando oraba con él, sentía su llamada y entonces decidí cumplir su voluntad y me convertí en cura.
-¿Cree que todas las religiones respetan a Dios como la nuestra?
-Sí, pienso que todas lo respetan, pero de distintas formas, ya que hay algunas religiones que no creen en la Virgen María, siendo ella parte de Dios, porque como sabemos ella fue elegida como instrumento del señor. Así que como te digo, si me hablas de Dios, te aseguró que todos lo respetarán, pero con diferentes connotaciones y creencias sobre él.
-¿Qué pensaron sus padres cuando decidió ser cura?
-Se emocionaron muchísimo e incluso lloraron, pero de felicidad. Ese día, el día que les comenté mi decisión, recuerdo que mi madre me abrazo fuertemente y me dijo: “Que sea lo que Dios quiera” y mi padre sólo se sentó y me dijo: “Si tu lo has decidido, así será, cuentas con nuestro apoyo”. Me sentí muy bien de que me apoyaran, porque para mí era una decisión muy delicada e importante, ya que, desde el momento en que me convirtiera en sacerdote mi vida iba a cambiar completamente y siendo hijo único supe que para mis padres iba a ser difícil.
-¿No lo dudó en ningún momento?
-No, para nada. Dios es mi creador, yo lo amo y le agradezco todo lo que ha hecho por mí, jamás dudaría de ser un servidor fiel de su voluntad. Nunca lo dudé ni un instante siquiera y me siento muy orgulloso de eso. Me siento orgulloso de ser sacerdote porque sé que soy su instrumento.
-¿Cuál es la población más cercana a Dios? ¿Los niños, jóvenes o ancianos?
-Lo que yo he observado mucho es que la juventud se está alejando cada vez más de Dios y que los vicios, eventos sociales y demás distracciones son la preferencia de algunos. Los niños siempre están presentes en la misa, pero hay que tener en cuenta que son llevados por sus padres. Los ancianos o personas adultas, como los llamo yo son los infaltables en las celebraciones eucarísticas. Lo que yo rescato, y lo que gracias a Dios siempre he visto es la asistencia de familias a la misa y eso me da mucha alegría porque para Cristo eso era muy importante.
¿Qué tipo de trabajo desempeña como sacerdote?
-Además de oficiar misas yo me dedico a la labor de pastoral y ayudar al más necesitado, que consiste en hacer colectas y eventos recreativos donde la población pueda apoyar tanto económica como espiritualmente a las personas de bajos recursos. Hacemos tómbolas, recolectamos juguetes, etc. Y todo esto con el fin de cumplir con la voluntad de Dios.
¿Qué piensa de la juventud actual?
-Para mí, lo último que se pierde es la fe. Así que yo tengo fe en la juventud. Sé que existen muchos distractores, corrientes ideológicas y demás que perturban a los jóvenes, pero con ayuda de Dios todo se puede, por ello, el Papa Juan Pablo II emprendió hace cinco años continuos retiros espirituales en todo el mundo e inició una labor de purificación que cada uno de los sacerdotes debemos continuar en donde nos encontremos y de acuerdo a nuestras posibilidades.
¿Por qué Dios permite tanta pobreza?
-Dios no lo permite, nosotros lo hacemos, debemos ayudarnos entre todos y ser completamente sinceros y justos para que podamos gozar de posibilidades de estudio, alimentación, vivienda, etc. Yo creo que si nos apoyamos los unos a los otros, como Dios nos apoya en todo momento, vamos a poder salir de la pobreza, pero con el actuar de cada día y sobre todo teniendo en cuenta los mandamientos y designios del señor, nuestro Dios.