Miriam Pilco Deza, secretaria regional del APRA, ex candidata a diputada, primera mujer alcaldesa provincial de Trujillo, abogada y madre de tres hijos es una mujer que se preocupa por los más pobres y pretende siempre dejar un ejemplo de vida en todas las mujeres como ella.
-¿Cómo fue su vida de niña?
-Mi vida es muy especial, a mis once años mi madre tuvo que ir a Lima porque le detectaron cáncer al cerebro y cuando tenía 35 años murió; entonces, yo sabía que alguien tenía que hacerse cargo de mis seis hermanos y desde mis trece años he tenido que ser madre de ellos y atender el hogar y eso significa lavar, planchar, ayudar en las tareas, entre otras cosas que suele hacer una ama de casa o, tal vez, una empleada del hogar.Entonces,
-¿Cómo fue su juventud?
-No he podido sentir la satisfacción de disfrutar mi juventud, he madurado muy rápido, o sea la chica de trece tenía que pensar como una de dieciocho y cuando tenía dieciocho pensaba como una de veinte y esto es producto del ritmo de vida que he llevado. Me he privado de muchas cosas, como la vida social y deportiva, propia de cualquier joven y universitario, ya que tenía otras responsabilidades que atender en casa y, luego, cuando me casé de igual manera. Todo esto me enseño mucho.
-¿Por qué cree que Dios le puso esta prueba tan grande?
-Yo creo que Dios a veces te manda pruebas tan duras como es la de perder a tu madre en la juventud, que es muy difícil porque es cuando más la necesitas para enseñarte algo. Y esa prueba me ha dado la fuerza que tengo yo, el carácter y la fuerza de no cansarme y seguir luchando hasta el final, porque yo, siendo joven, tuve que hacer todo lo que una madre haría por sus siete hijos y su esposo.
-¿Y cómo supo llevar esa prueba tan dura, tenía apoyo de alguien?
-Bueno en las provincias la gente es más buena y en mi colegio me permitían salir antes de la formación para que yo pudiera llegar a casa a poner las ollas y hacer la comida. También me repartía las labores del hogar con mis hermanos, como lavar los platos, limpiar la casa o tender las camas y así al menos las cosas se me hacían menos pesadas, pero no me quejo porque al final ha sido muy satisfactorio y he aprendido mucho.
-¿Y a raíz de ello ha tenido una buena relación con sus hermanos?
-Siempre. El habernos quedado huérfanos nos ha unido mucho. Hasta ahora nos reunimos, tal es así que a algún cumpleaños pueden faltar, pero al mío no, incluso con mis dos hermanos mayores que han visto en mí a una madre más que a una hermana. En mi cumpleaños, en el Día de la Madre y en Navidad todos van a saludarme. Por eso, al final, la vida para mí aparte de haber sido dura ha sido satisfactoria porque soy feliz, vivo feliz y descanso con una tranquilidad increíble por haber hecho todo lo que hecho.Usted dice que es una mujer feliz,
-¿A qué se debe esto?
-Al éxito que he tenido con mis hijos, ya que ellos han tomado el camino correcto hacia la superación, llegando a ser profesionales completos, no sólo obteniendo un título profesional, sino llevando una especialización y otros estudios y cursos relacionados a cada una de sus carreras. Por todo esto y las cosas que he hecho por la clase pobre me siento feliz porque sé que he contribuido con el progreso de estas personas y cumplido la voluntad de Dios.
-¿Cuáles son los valores que inculca en su hogar?
-Los valores que tratas de transmitir a tus hijos son los que te han enseñado tus padres y este es mi caso. Si uno ha vivido en un hogar en donde los valores morales han sido básicos: la honestidad, la honradez, la transparencia y el servicio a la comunidad, pues lo transmite a sus hijos, y esto valores fueron los que me enseñaron mis padres y eso mismo vengo haciendo en mi hogar, desde que tengo uso de razón.
-¿Cómo se define como mujer?
-Soy una madre cumplidora con mis responsabilidades en el hogar, soy una mujer muy directa, no me gusta andar con rodeos sino mas bien decir las cosas como son, pero siempre respetando al prójimo. Soy una mujer luchadora que trata de servir a los demás sin ningún interés político ni personal y eso lo demuestro con los casos judiciales que llevo gratuitamente de las personas pobres que me piden ayuda y asesoría, sobre todo a las mujeres que son mi mayor preocupación en casos como el de reconocimiento paterno.
-¿Cómo se siente ahora que Gamm Pol va a presentar su libro?
-Yo tengo tres hijos: Rocío, la mayor, que es catedrática en la Universidad Nacional de Trujillo; Patricia, que también es profesional, y Gamm Pol, que se recibió muy jovencito en la universidad. Él lee mucho, porque nosotros en nuestros tiempos también lo hacíamos, ya que no existían tantos distractores como hoy lo son la televisión o el internet. Y hoy me siento muy orgullosa por el nuevo logro de mi hijo quien cual estoy muy agradecida, porque me está demostrando su agradecimiento a través de su éxito como profesional.
-¿Practicaba algún deporte en el colegio?
-Sí, el basquetbol, pero gracias a este deporte me gané una lesión en la espalda, la cual, no me permite hoy agacharme completamente y debo cuidar mucho. Me encantaba este deporte y lo practicaba siempre que podía en el colegio o en la calle, pero, ya después de la lesión no pude hacer nada. En el colegio también nos hacían practicar vóley, pero este deporte no me gustaba para nada, a mí lo que realmente me interesaba era el básquet a pesar de que me decían que cómo podía jugar con esta talla.
-¿A qué otras actividades se dedicaba en el colegio?
-Desde la secundaria vengo ejerciendo mi vida política y creciendo junto con ella, ya que, en esa etapa de la vida se entiende este tema y se valora el sentido de pertenecer a un partido político. Primero pertenecí a un grupo político dentro del colegio, luego al APRA y en el año sesenta me vengo a Trujillo y junto con varios compañeros que venían de distintos lugares de La Libertad conformamos el Comando Universitario de esa época.
-¿Y a qué se debe su vocación por la política?
-A que desde niña yo he visto a un padre político que luchaba por causas justas y estaba a favor de algo positivo en beneficio de los más pobres, que era en ese tiempo la educación gratuita; por ello él se hizo parte del APRA y pudo educar a siete hijos en la primaria, secundaria y profesionalmente. Con esto, me convencí de llevar una vida política y pertenecer al APRA. Mi padre nos enseñó a querer a este movimiento y por eso sus hijos hemos seguido sus pasos.
-¿Qué quiere demostrar a través de su trabajo en el APRA?
-Al haber llegado acá quise también dejar un ejemplo de trabajo para todos e hice todo lo que tú ves, este local yo lo encontré en ruinas y entonces junto con mis compañeros apristas decidimos tumbarlo, lo hicimos y construimos hasta el arco que está en la entrada. Desde la época en la que estoy aquí de secretaria general me he propuesto realizar este proyecto y he contribuido a su crecimiento y mantenimiento constantemente.
La pregunta es ¿Cómo?
-Yo misma me la planteaba todos las noches al llegar a casa y es muy fácil, la gente te tiene que tener confianza porque si no te tienen confianza no se da nada y como yo no pedía dinero en efectivo, sino materiales, recibí una inmensa cantidad de donaciones de mucha gente que era amiga mía porque siempre en mis trabajos, como abogada y política, he sido correcta y justa teniendo dándole siempre la razón al que la tiene no a quien la pide y eso ha hecho que la comunidad me conozca como una mujer honesta y sincera, porque no sé mentir.
-¿Dónde radica su éxito?
-En ayudar a todos los que me necesitan, cosa que siempre he hecho y seguiré haciendo hasta que Dios me lo permita, eso lo aprendí de mis padres porque ellos eran muy generosos. Nosotros vivíamos en San Pedro de LLoc y mi casa era como un hotel porque llegaban los familiares de diferentes sitios y siempre había un lugar y un plato de comida que ofrecerles, eso uno aprende de sus padres, la generosidad y el desprendimiento. Mi éxito también está en mis hijos que han sabido superarse como personas.
-¿Cómo se lleva con sus compañeros de trabajo?
-En mi ejercicio como abogada, llego a la corte, que por cierto es mi segunda casa, y recibo saludos de todos e igualmente saludo a mis compañeros y con ellos puedo demostrarte que he formado una buena relación con todos ellos y para mí eso se debe al respeto y la admiración. Allí, al igual que en el Partido Aprista he trabajado duro y por eso en varias oportunidades me han asignado vocalías en caso de que algún abogado o vocal falte a la Corte, lo cual para mí es muy importante y lo he hecho con mucho honor.
-¿Qué apodo recuerda que le hayan puesto?
-Sí, recuerdo uno y muy bien, pero la verdad no sé si tomarlo como un apodo porque a mí me encantaba. El apodo era la Dama de Hierro y me decían así por la fuerza que tenía para todo y la voluntad que le ponía a cada cosa que me proponía realizar. Por eso no sé si tomarlo como un apodo, más bien tendría que agradecerle a la persona que lo creó, porque para mí suena como un halago. Esto fue muy gratificante porque las personas se daban cuenta de lo que yo hacía y con qué ganas lo hacía, que es lo más importante.
-¿Qué metas no ha logrado cumplir aún?
-Para mí todas las metas que algún día me propuse están cumplidas. He cumplido como madre, como esposa, como profesional en el campo del Derecho, ya que dejé la docencia, como política en el Partido Aprista y como prójimo ayudando al más necesitado. Pienso que he llegado a cumplir todo lo que me he propuesto como ser humano y como mujer y me quedo tranquila por eso hasta que Dios decida llamarme y llevarme para estar junto con él.
-¿Por qué decidió dejar la docencia en el colegio San Juan?
-Porque siempre a los maestros se les marginaba y el sueldo que recibían no alcanzaba para poder darles mejores condiciones de vida a los hijos y, sobre todo, en el aspecto educativo, que es lo que más me preocupaba porque quería que ellos se conviertan en profesionales y es por esta razón que dejé de lado la docencia para dedicarme al derecho, trabajando en el libre ejercicio de mi profesión, siempre a favor de los pobres y nunca a favor de ninguna empresa.
-¿Cuándo se casó y por qué?
-Me casé estando en el segundo año de educación y me casé porque yo vivía en una pensión y en las pensiones de ese tiempo la alimentación era muy pobre. El que ahora es mi esposo vivía allí también y entonces decidimos casarnos y así dijimos vamos a alimentarnos mejor, porque si uno no se alimenta bien no puede estudiar. Desde ese momento he podido compartir mi vida con mi esposo, mis tres hijos, estudiando y trabajando, todo esto lo he podido combinar y llevar paralelamente.
-¿Qué es lo que trata transmitir a otras mujeres como usted?
-Donde yo he ido siempre he tratado de dejar una huella abierta para otras mujeres que deben estar igualmente capacitadas, pero también lo que pasa es que aquí en el Perú mucho se prefiere al hombre y algunas mujeres no se superan por eso. Pero yo he ido a romper esquemas ya que he sido la primera profesora del Colegio San Juan, donde les enseñé a mis alumnos a valorarme por mis conocimientos y también he sido la primera alcaldesa de Trujillo y éste es el ejemplo que quiero dejarles a todas las mujeres.